En una sala del juzgado de lo Penal de Palma, el empresario Alejandro Jara se encontró en una situación que pocos hubieran imaginado. Aceptó una condena de seis meses de cárcel por un delito de falso testimonio. En el juicio contra antiguos mandos policiales de Calvià, donde la verdad parecía haberse desvanecido entre declaraciones contradictorias, Jara cambió su versión abruptamente. ¿Qué ocurrió para que se desdijera de todo lo que había afirmado durante la instrucción?
Una historia llena de contradicciones
Durante la investigación, Jara no escatimó en críticas hacia la policía local y sus mandos. Sin embargo, en pleno juicio, sorprendió a todos al atribuir la culpa a otros, como si intentara deslindarse del asunto: «Me llamaron un juez y un fiscal y quizá dije o pusieron cosas que hoy no diría porque no estaba de acuerdo con ellos», confesó sin tapujos. Incluso llegó a describir al entonces jefe de Policía Local como «una bellísima persona», cuando antes lo había acusado directamente.
Ante esta sorprendente vuelta de tuerca, la Audiencia Provincial decidió investigar más a fondo si había mentido en su declaración actual o si ya lo había hecho previamente durante la instrucción. Aunque inicialmente enfrentaba una posible condena de dos años tras las rejas, gracias a un acuerdo entre su defensa y la acusación pública, logró reducir su pena a solo medio año. Lo curioso es que esta condena será suspendida por carecer de antecedentes penales, siempre y cuando no cometa ningún otro delito en los próximos dos años.
Lo más inquietante es que este episodio ha dejado abiertas muchas preguntas. Mientras tanto, una decena de testigos también están bajo el escrutinio judicial tras ser llamados a declarar sobre el caso Cursach y algunos podrían enfrentar cargos similares por falso testimonio. La trama sigue desarrollándose y promete revelaciones impactantes.