En la vibrante Playa de Palma y el bullicioso s’Arenal, la okupación de viviendas se ha convertido en un tema candente. Los vecinos, hartos de ver cómo algunas personas se instalan ilegalmente en propiedades vacías, han alzado la voz para denunciar una situación que ya no pueden ignorar.
Las calles alejadas del bullicio veraniego son ahora testigos silenciosos de esta problemática. Muchos residentes han notado cómo los okupas se han hecho un hueco en plantas bajas y sótanos, incluso antiguos locales comerciales que alguna vez fueron parte del tejido comercial del barrio. Y aunque este fenómeno no es nuevo, cada vez se hace más evidente. Algunos apuntan a que muchos de estos ocupantes provienen de comunidades subsaharianas, quienes también intentan ganarse la vida con la venta ambulante.
Una comunidad alerta ante el aumento de asaltos
Calles como Diego Zaforteza o Asdrúbal son solo algunos ejemplos donde los vecinos han observado este creciente problema. Las denuncias ya han llegado a las fuerzas de seguridad, pero ¿qué pasa realmente? La sensación es clara: hay miedo entre los residentes por lo que pueda suceder si no se toman medidas.
No es raro ver carteles anunciando alarmas instaladas en las casas; es un reflejo palpable del clima de inseguridad que empieza a instalarse en la zona. Hay quienes han decidido sellar sus propiedades ante posibles ataques, mientras otros optan por convivir con la inquietud diaria que trae consigo el tener okupas tan cerca.
Uno de esos vecinos resignados cuenta su experiencia: «Llevan tiempo ahí y apenas los vemos, pero sabemos que más arriba ha habido problemas». Este sentimiento resuena entre muchos otros habitantes de s’Arenal y Playa de Palma; sienten que hay una falta alarmante de viviendas disponibles o quizás simplemente demasiada gente intentando ocupar el mismo espacio. En estas fechas tan concurridas para el turismo, ver a tantos subsaharianos moviéndose por las calles añade una nueva capa a esta compleja realidad.