En una noche llena de emociones, Paula Ribó, conocida artísticamente como Rigoberta Bandini, se prepara para regresar al escenario tras un parón que ha sido todo menos trivial. Después de dos años en los que ha reflexionado y sanado, la cantante catalana está lista para presentar su nuevo álbum esta misma noche en Murcia, en el Espacio Norte.
La pausa le ha dado a Rigoberta el tiempo necesario para mirar hacia atrás y hacer las paces con su historia. “Ahora cuando miro atrás entiendo muchas más cosas, me perdono más por la pausa que necesité”, confiesa con sinceridad. Durante este tiempo alejada del foco mediático, ha encontrado la conexión más pura consigo misma y su música, algo que considera esencial.
Un regreso lleno de fuerza y autenticidad
A lo largo de esta conversación, Rigoberta comparte cómo su deseo de volver surge cuando siente que sus canciones quieren salir a la luz. “Cuando tengo varias canciones que me queman en las manos”, dice con pasión. Su nuevo trabajo es un desafío artístico; un disco repleto de 22 canciones donde cada una cuenta una historia única.
Aunque sabe que estar expuesta puede dar miedo, ella se siente diferente ahora: “He aprendido a no querer gustar a todo el mundo”. Acepta el hecho de que no todos conecten con su música y lo ve como una liberación. Esa autenticidad es clave para su libertad artística.
El álbum tiene un aire teatral; Jesucrista Superstar es descrita por ella como “una mujer desquiciada” que representa tanto a ella misma como a todas nosotras. Con humor y dramatismo, busca crear un espectáculo donde la gente pueda bailar y disfrutar.
“Este disco habla bastante de la amistad”, explica Rigoberta al referirse a las letras cargadas de sentimientos profundos y vulnerabilidades compartidas entre amigas. Este homenaje a esas relaciones íntimas se siente profundamente personal; reflejando miedos propios y colectivos sobre los cuales muchos podemos identificarnos.
En medio del constante juicio hacia las mujeres artistas, Rigoberta encuentra fuerza en sus letras. Reconoce que estas inseguridades pueden ser abrumadoras pero también catalizadores para compartir su verdad: “A veces siento que monetizo mis heridas”, afirma con determinación.
No tiene miedo al olvido ni le asusta volver al escenario; reconoce cuánta gente la apoya incondicionalmente. Y es esa conexión lo que impulsa su ambiciosa gira: un viaje musical pensado para regalar momentos increíbles a quienes han estado junto a ella en este camino.