Era un día cualquiera en Palma, pero el 24 de junio se convertiría en una fecha memorable. En el puente peatonal de Camí dels Reis, una joven estaba al borde del abismo, con los pies colgando y la mirada perdida. La situación era crítica y las llamadas desesperadas a la Policía Nacional no se hicieron esperar.
A las seis de la tarde, los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) llegaron al lugar. La escena era desgarradora: allí estaba ella, casi descolgada a ocho metros sobre la calzada. La tensión en el aire era palpable. Los policías actuaron rápido; cortaron el tráfico para evitar cualquier desgracia mayor.
Un acto de valentía que salva vidas
Uno de los agentes intentó acercarse a la joven, pero su reacción fue negativa. Sin embargo, no se rindieron. Una compañera decidió intervenir y logró romper el hielo. Con palabras amables y cercanas, empezó una conversación que lentamente iba ganando terreno en medio del caos.
En un momento dado, cuando parecía que todo estaba perdido y ella se inclinaba hacia el vacío, nuestra agente no dudó ni un segundo: se abalanzó sobre ella, asegurándola por la espalda y llevándola hacia un lugar seguro dentro del puente. No lo hizo sola; sus compañeros estaban allí para apoyarla y juntos lograron poner a salvo a la joven.
Poco después llegaron los servicios sanitarios para llevarla a un centro hospitalario donde recibiría atención médica. Este acto heroico no pasó desapercibido; el comité regional de la Confederación Nacional de Policía (CEP) en Balears agradeció públicamente su valentía en redes sociales. «Fue la única capaz de acercarse, ganarse su confianza y salvarle la vida», expresaron con orgullo.