Imagínate la escena: un pescador en un tranquilo embalse de Massachusetts, buscando esa captura perfecta, cuando de repente se encuentra con algo que ni en sus sueños más locos habría imaginado. Izzy Drost estaba disfrutando de una jornada de pesca junto a un amigo en el embalse Quabbin, cuando sus ojos se posaron sobre una madre osa que nadaba con dos adorables oseznos montados a su espalda.
“¡Qué espectáculo tan increíble!”, compartió Drost en su cuenta de Facebook, donde no solo relató esta experiencia única, sino que también destacó la suerte que tuvieron al pescar unos peces preciosos ese día. Es como si la naturaleza les hubiera regalado dos sorpresas por el precio de una.
Un vistazo a la vida salvaje
Un experto consultado por un canal local explicó que estos magníficos animales son capaces de recorrer más de dos kilómetros nadando, así que no es sorprendente verlas navegar con tanta gracia por las aguas del embalse. Sin duda, un recordatorio perfecto de lo impredecible y hermoso que puede ser nuestro entorno natural.