La noticia ha resonado en las calles de Palma como un eco de promesas y controversias. El nuevo tramo del metro, que ahora conecta con el Parc Bit, ha despertado reacciones encontradas entre los vecinos. Muchos lo ven como un avance necesario, una forma de acercar la ciudad a la innovación y el progreso. Sin embargo, hay quienes levantan la voz, preguntándose a qué precio viene este desarrollo.
La voz de la comunidad se hace escuchar
En Eivissa, los vecinos se han manifestado en contra de una urbanización que amenaza su suelo rústico. Con firmeza, afirman: “Es un atemptat històric”, dejando claro que no están dispuestos a tirar por la borda su legado y su entorno natural en nombre del crecimiento desmedido. Por otro lado, Sa Pobla se levanta contra un tren que atravesará sa Marjal, argumentando que es fundamental preservar estos espacios vitales para nuestra biodiversidad.
A medida que el turismo comienza a moderarse tras la euforia postpandémica, surge una reflexión profunda sobre cómo queremos que sea nuestro futuro. ¿Estamos dispuestos a sacrificar lo esencial por unos pocos euros más? La respuesta parece ser unánime entre muchos: ¡no!
En medio de esta tempestad social y ambiental, el adiós al CEIP Felip Bauçà nos recuerda lo importante que es mantener viva nuestra esencia cultural en cada rincón de nuestras ciudades.