En un rincón del Mediterráneo donde el turismo debería convivir con la naturaleza, los vecinos de Ibiza han decidido no quedarse callados. Más de 60 residentes de Son Sardina se han levantado en protesta por una ley impulsada por el PP y Vox que abre las puertas a construir pisos en terreno rústico. Con el corazón en la mano y un sentimiento de impotencia, gritan que esto no es solo una cuestión de ladrillos, sino un verdadero atentado a su historia y forma de vida.
La lucha por preservar lo nuestro
“No podemos permitir que tiren a la basura lo que hemos defendido durante años”, comenta uno de los afectados mientras observa las tierras que han sido testigos del paso del tiempo. La preocupación va más allá; temen que esta medida acabe con el alma del lugar. La sensación general es clara: se sienten traicionados por quienes deberían proteger su hogar.
La comunidad no se rinde y está decidida a luchar para mantener viva esa esencia única que hace de Ibiza algo especial. “Esto no es solo un problema local; estamos hablando del futuro de nuestra isla”, añade otro vecino con firmeza. Así, entre pañuelos al viento y pancartas en mano, estos valientes habitantes hacen eco de su mensaje: ¡no están dispuestos a dejar que nadie les arrebate su hogar!