Después de una temporada de auténtico desmadre turístico, donde parecía que todo el mundo había decidido salir corriendo a disfrutar del sol y la playa, ahora nos encontramos ante un pequeño respiro. El crecimiento del turismo se ha moderado y muchos en nuestras comunidades sienten ese cambio como un alivio.
Una realidad que nos toca a todos
Mientras unos celebran el regreso de los visitantes, otros miran con preocupación hacia el futuro. En Son Sardina, más de 60 vecinos han alzado la voz contra esa ley impulsada por PP y Vox que permitiría construir pisos en suelo rústico en Palma. ¡Increíble! ¿No? Nos preguntamos si realmente queremos ver nuestro entorno transformado en un monocultivo turístico. Y es que cada vez son más las voces que critican este modelo insostenible.
A lo largo de esta montaña rusa turística, hemos visto cómo las patronales de restauración y ocio han decidido no adherirse al nuevo convenio de hostelería. ¿Qué significa esto para los trabajadores? Un panorama incierto que ya está empezando a hacer eco en nuestras calles. Nos toca reflexionar sobre qué tipo de turismo queremos: uno que respete nuestra esencia o uno que tire por la borda todo lo que amamos.