En el corazón de las Baleares, una tormenta se está gestando y el GOB ha decidido alzar la voz. Su reciente declaración sobre la ley de liberalización de suelo no deja lugar a dudas: consideran que es la más agresiva en décadas. Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los ciudadanos? La preocupación va más allá de la política; se trata del futuro de nuestras islas y nuestra calidad de vida.
¿Qué hay detrás de esta crítica?
Mientras tanto, las elecciones asoman en el horizonte y según el CIS, el PSIB podría alzarse con un 23% de los votos. Pero eso no es todo; otros temas también están en la agenda. Por ejemplo, los vecinos están clamando contra lo que ellos llaman “macrourbanización” en Palma. Muchos se preguntan: ¿quiénes van a vivir aquí sin los servicios básicos necesarios?
No podemos ignorar que hay un creciente malestar entre los trabajadores del TIB, quienes han anunciado una vaga indefinida a partir del 25 de julio. Y por si fuera poco, mientras algunos luchan por mantener sus empleos y derechos laborales, otros reciben noticias sobre aumentos salariales gracias a un acuerdo entre UGT y la Federación Hotelera.
Aquí nos encontramos ante una balanza delicada donde cada decisión tiene repercusiones directas sobre nuestras vidas. Así que es momento de preguntarnos: ¿realmente queremos tirar a la basura nuestro entorno por un monocultivo turístico?