El Gran Premio de Austria fue, sin duda, uno de esos días que quedan grabados en la memoria del asturiano. Desde el momento en que se encendieron los motores, las miradas en la sala de ingenieros de Aston Martin eran un espectáculo: asombro y esperanza. «Vamos a una parada, es la mejor opción teórica», decidieron con cierta cautela. Y así empezó el juego estratégico donde Alonso, siempre astuto, se preguntaba cómo iban a llevarlo a cabo.
Una estrategia arriesgada pero brillante
Desde el viernes ya se presagiaban complicaciones. El coche, considerado uno de los más duros para los neumáticos traseros, necesitaba minimizar paradas. Las tandas previas habían sido desalentadoras; su monoplaza parecía distante de la competitiva clase media. Pero Fernando no se rindió y empezó a trazar su plan como si estuviera entrenando en bicicleta con amigos fuertes. “De la cuatro a la nueve a ritmo de calificación”, pensó, para no perder el ritmo y sacar ventaja.
A pesar del sufrimiento por las curvas traicioneras que hacían sudar frío al equipo —la tres con mala tracción y la cuatro con subviraje— Alonso mostró su maestría al intentar adelantar a Lawson en pista. Aunque le costó más de lo esperado y lo discutió durante la carrera: “Quizás debería haber intentado un undercut” reflexionó.
La radio fue testigo del recital del asturiano; cada instrucción era oro puro. La gestión que realizó durante todo el gran premio demuestra que él puede ser uno de los mejores en este deporte. Ya lo decía Toto Wolff: «Su manera de competir sigue siendo excelente».
Finalmente llegó ese momento decisivo donde debía defenderse ante Bortoleto y mantener su posición; cada movimiento era crucial. Aun cuando venía Norris doblándoles y podía haberse complicado todo, Alonso encontró una manera inteligente de evitarlo y salvarse del sufrimiento adicional. Las sonrisas no faltaron entre sus compañeros mientras Mike Krack admiraba cómo Alonso seguía demostrando su valía: «Es impresionante cómo sigue rindiendo».
Aunque hay una sombra que nos preocupa: el tiempo juega en contra. Cada carrera podría ser una despedida anticipada para disfrutar al máximo del talento único de Fernando en Fórmula 1. Ahora sólo nos queda esperar ver qué sorpresas traerán las mejoras prometidas para Silverstone mientras soñamos con un nuevo podio esta temporada.