En un rincón vibrante de la música española, Arde Bogotá ha estado arrasando con su sonido fresco y auténtico. Con su disco Cowboys de la A3, lanzado hace dos años, han conquistado escenarios en Latinoamérica y, por primera vez, se aventuraron a cruzar el charco hacia Estados Unidos. La banda cartagenera no solo celebra su éxito, sino que también se toma un momento para reflexionar sobre lo que significa vivir este sueño.
El miedo a perder la magia
Durante una reciente charla, uno de los miembros compartió su mayor temor: «Nuestro principal miedo ahora mismo es perder la fantasía que vivimos». Y es que cuando miran hacia atrás, ven cómo han escalado desde el anonimato hasta convertirse en protagonistas en festivales como el Mad Cool. En un mundo donde todo parece suceder tan rápido, la sensación de haber pasado por etapas importantes se siente agridulce. «Hemos disfrutado del apoyo del público», aseguran aliviados.
A medida que se preparan para retomar la carretera este julio, con aforos ampliados en varias ciudades debido a la alta demanda, las preguntas surgen: ¿cómo manejan esta nueva etapa? La respuesta es clara; aunque están creando nuevo material mientras organizan conciertos, lo más crucial sigue siendo tocar sus instrumentos y conectar con su gente. Este año les ha permitido recuperar parte de esa rutina perdida y disfrutar momentos simples con amigos.
El impacto de Cowboys de la A3 ha superado todas las expectativas. “Las canciones son importantes para quienes vienen a vernos”, explican. Y eso es lo que realmente importa; crear música que resuene con aquellos que invierten su tiempo y dinero en ellos.
A pesar del ritmo agotador y los retos inevitables de estar siempre en movimiento, Arde Bogotá sigue firme. Cada viaje tiene historias memorables; desde anécdotas divertidas hasta momentos emotivos como rescatar un gorrión. Cada experiencia suma a una vida llena de aventuras y lecciones aprendidas.
A medida que avanzan hacia un tercer álbum lleno de nuevas ideas y sonidos frescos, mantienen viva esa chispa creativa. El deseo es claro: “Queremos sorprender al público”. Así es como Arde Bogotá sigue escribiendo su historia, sin perder nunca esa esencia mágica que tanto valoran.