En un rincón del mundo donde el fútbol no goza de la misma pasión que en otros lares, China ha encontrado su particular forma de hacer historia. Mientras el deporte rey lucha por abrirse paso entre las masas, la robótica está arrasando y ya se adentra en los terrenos de juego con una apuesta arriesgada: robots humanoides que juegan al fútbol por sí solos. Así es, estamos hablando de máquinas que corren, marcan goles y toman decisiones sin intervención humana gracias a la magia de la inteligencia artificial.
Un campeonato lleno de sorpresas
Todo esto cobra vida en la RoBoLeague, un campeonato nacional celebrado en Pekín donde estos autómatas compiten en partidos 3 contra 3. La última edición culminó con una emocionante victoria del equipo Vulcan, procedente de la Universidad de Tsinghua, que se impuso por 5 a 3. El espectáculo fue digno de ver: robots capaces no solo de correr tras el balón, sino también de pensar y actuar como lo haría cualquier jugador humano.
Cada uno de estos robots está equipado con cámaras y sensores que les permiten comprender su entorno: desde las líneas del campo hasta identificar compañeros y rivales. Con toda esta información procesada, deciden si pasar el balón o hacer una jugada audaz. Y si llegan a caerse… ¡no hay problema! Pueden levantarse solos o ser retirados del campo por un equipo técnico.
Aquí no todo es diversión; más allá del entretenimiento, China tiene un plan claro. Este tipo de competiciones son parte fundamental para avanzar en el desarrollo tecnológico, usando el deporte como banco de pruebas para futuras aplicaciones industriales y domésticas. Ya han organizado eventos como maratones con robots y torneos donde estas máquinas compiten incluso en rescate.
No obstante, lo más ambicioso viene del lado de la RoboCup, que desde 1997 busca un sueño: que antes del año 2050 un equipo robótico logre vencer a los campeones humanos en un partido oficial. Y aquí es donde entra China nuevamente al juego: también aspiran a que su selección nacional masculina finalmente conquiste el Mundial para esa misma fecha. Un doble reto que pinta complicado pero emocionante.
Como bien dice Chen Hao, fundador de Booster Robotics, hay planes para organizar encuentros amistosos entre humanos y robots donde lo importante no sea quién gana, sino cómo interactúan ambos equipos sobre el césped. Esto podría ayudar a derribar barreras y generar confianza entre nosotros respecto a estas nuevas tecnologías.