El pasado 21 de junio, sobre las nueve de la noche, un momento que podría parecer normal se tornó en una pesadilla para una mujer del Molinar. Un holandés de 63 años, frustrado porque no le alquilaban la casa que deseaba, decidió tomar cartas en el asunto de la manera más violenta posible. Tras amenazar a la propietaria y su inquilino, este individuo optó por seguirla hasta su hogar, montado en su bicicleta.
Una persecución aterradora
Imagina la escena: ella sube al autobús sin sospechar lo que vendría después. Al bajarse en su parada, descubre con horror que él está allí, acechándola y lanzándole amenazas mientras camina hacia su casa. ¿Por qué? Por no haberle dado la oportunidad de arrendar ese inmueble. La angustia era palpable y no tardó en reaccionar; rápidamente llamó a la Policía Local.
Los agentes llegaron al lugar tras recibir el aviso y se encontraron con un panorama tenso. El hombre fue localizado cerca y, sorprendentemente, se negó a identificarse. Pero eso no fue todo; durante un forcejeo con uno de los policías, agredió a una agente causándole una contusión leve en el codo. ¡Qué locura!
Finalmente, gracias a la colaboración entre los policías presentes, lograron someterlo y detenerlo. Al ser arrestado, lejos de calmarse, este sujeto siguió profiriendo amenazas de muerte contra los agentes que intentaban hacer cumplir la ley. En fin, quedó bajo custodia por delitos tan graves como amenazas graves, coacciones y atentado contra un agente de la autoridad. La agente herida fue atendida posteriormente en un centro médico por sus lesiones.