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La búsqueda de bidones radiactivos en la costa gallega: un desafío que no podemos ignorar

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En las aguas de Galicia, una expedición oceanográfica francesa está llevando a cabo una misión que despierta tanto inquietud como esperanza. Se trata de la búsqueda de bidones radiactivos que, durante décadas del siglo XX, fueron arrojados al océano sin más consideración. Y mientras el Gobierno español se mantiene alerta, asegurando estar «en contacto permanente» con la misión, nosotros no podemos evitar preguntarnos: ¿qué va a pasar con nuestro mar?

Un legado oscuro que aún nos persigue

Algunas voces ya han indicado que se han encontrado alrededor de mil de estos peligrosos recipientes. En el pasado, el Parlamento ya puso sobre la mesa el tema de las 140.000 toneladas de residuos nucleares vertidos en esta parte del Atlántico, pero poco se avanzó y todo quedó ahogado por otras noticias. Ahora, Pedro Blanco, delegado del Gobierno en Galicia, subraya la necesidad urgente de saber cuántos bidones hay y en qué estado se encuentran. Y es que no estamos hablando solo de metal oxidado; estamos hablando de consecuencias potencialmente devastadoras para nuestro ecosistema marino.

La Xunta también ha hecho su parte y ha pedido información al Consejo de Seguridad Nuclear sobre si existe algún tipo de seguimiento técnico o ambiental. María José Echevarría Moreno, directora general del medio ambiente gallego, ha ofrecido apoyo para coordinar esfuerzos en este sentido. Mientras tanto, los primeros hallazgos son preocupantes: más de 1.000 bidones localizados hasta ahora y una sombra inquietante que abarca desde los años 40 hasta mediados de los 80.

Aquellos tiempos eran diferentes; las regulaciones ambientales eran casi inexistentes y el vertido indiscriminado era moneda corriente a nivel global. Pero eso no es excusa para olvidar lo que pasó ni para dejarlo pasar como si nada. El Convenio de Londres prohibió hace años esta práctica dañina para el mar… pero ¿y qué hay del daño ya hecho?

No es solo cuestión técnica; también es cuestión humana. La eurodiputada Ana Miranda ha levantado la voz pidiendo acción a Europa sobre esta problemática que parece desbordar nuestras costas con la basura europea. En un contexto donde cada vez más personas se conciencian sobre el cuidado del medio ambiente, resulta inaceptable seguir viviendo con esta incertidumbre.

Aún quedan muchas preguntas sin respuesta: ¿en qué estado están esos bidones? ¿Qué niveles radiactivos presentan hoy? ¿Pueden representar un riesgo real para nuestra salud y nuestro entorno? Confiamos en que las autoridades trabajen codo a codo para arrojar luz sobre estas cuestiones y así proteger lo que tenemos: nuestro océano y nuestra comunidad.

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