La situación no puede ser más alarmante: los jóvenes buitres están cayendo al mar. Este fenómeno ha encendido las alarmas entre los ciudadanos y expertos que observan con preocupación lo que está ocurriendo en nuestras costas. Es un recordatorio doloroso de cómo la intervención humana y el descuido ambiental pueden tener consecuencias devastadoras.
Cambio en el aire: ¿qué hacemos con nuestra naturaleza?
Mientras tanto, iniciativas como la de MARE y l’OBSAM se están esforzando por crear conciencia mediante talleres de fotografía sobre nuestras bahías. Pero, ¿es suficiente? La respuesta parece estar lejos de ser un sí rotundo. En este contexto, el Govern ha decidido poner una multa de 200.000 euros a una granja de gallinas en Llucmajor. Pero, ¿por qué no se aplican medidas más contundentes contra quienes realmente perjudican nuestro entorno?
A medida que avanzamos, también se llevan a cabo replantaciones experimentales de posidonia en Cala Murta, un paso hacia la recuperación de nuestros mares. Sin embargo, mientras algunos luchan por preservar lo que queda, otros continúan haciendo negocios a costa del patrimonio natural. Y aquí es donde entran figuras como Vox, lanzándose contra una divulgadora de Manacor por organizar rutas de memoria histórica.
No podemos quedarnos callados, porque incluso hemos perdido a un hombre de 34 años debido a un golpe de calor en un camino rural en Sóller. La vida nos está pidiendo una reflexión profunda sobre nuestras prioridades y acciones.