En un escenario cargado de tensión, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha vuelto a señalar con el dedo a España por negarse a comprometerse con ese esperado 5% del PIB en defensa. En sus declaraciones durante la cumbre de la OTAN en La Haya, no se ha cortado al afirmar que esto es un verdadero problema para la Alianza y lo ha atribuido a los «profundos problemas internos» que atraviesa nuestro país.
Rubio argumenta que España, bajo el liderazgo del presidente Pedro Sánchez, tiene un gobierno de centro-izquierda que parece tener una aversión notable hacia gastar dinero en el Ejército. Aseguró: «Es un gran problema… están optando por gastar muy poco o casi nada en defensa», lo cual nos deja en una posición complicada ante nuestros aliados. ¿De verdad creemos que podemos salir del paso dedicando solo el 2,1% como afirmó Sánchez? Eso ya se cuestiona en el ámbito internacional.
La presión internacional sobre España crece
A pesar del acuerdo reciente con Mark Rutte para obtener más flexibilidad en los gastos militares, Rubio no se muestra optimista: «No creo que este acuerdo sea sostenible». Con cada palabra, se siente la presión acumulada sobre nosotros; España tiene capacidad y contribuye con tropas y entrenamiento pero parece que estamos arrastrando los pies cuando se trata de inversión real.
Con la mirada atenta del mundo sobre La Haya y mientras otros líderes aliados piden compromisos firmes, aquí estamos haciendo malabares. No podemos seguir interpretando el pacto a nuestra manera y creer que así cumpliremos las exigencias militares sin atenernos a un porcentaje claro. Las palabras quedan flotando entre promesas vacías y realidades dolorosas.