En una declaración que no pasa desapercibida, el Kremlin ha dejado claro este viernes que el conflicto entre Israel e Irán representa un «peligro potencial» para la seguridad de Rusia. Esta situación se ha desatado tras una ofensiva israelí el pasado 13 de junio contra instalaciones iraníes, lo que ha llevado a Teherán a responder con misiles y drones en un escenario que ya es bastante tenso.
Preocupación en las fronteras rusas
Dimitri Peskov, portavoz de la Presidencia rusa, no se anduvo con rodeos al afirmar que este conflicto tiene consecuencias impredecibles. «La guerra que estamos presenciando aquí está plagada de riesgos: la expansión geográfica del conflicto y la implicación de nuevos actores puede alterar por completo el panorama», advirtió Peskov, quien dejó claro que «no estamos al otro lado del océano»; esta crisis está a nuestras puertas.
A su vez, enfatizó la necesidad de que los países de la región establezcan sus propias líneas rojas. La realidad es desgarradora: Oriente Próximo se encuentra sumido en un abismo de inestabilidad y guerra. Sin embargo, también compartió una chispa de esperanza al mencionar que siempre hay espacio para el diálogo y los esfuerzos diplomáticos.
Desde que comenzaron los ataques israelíes, más de 224 personas han perdido la vida en Irán y miles han resultado heridas. Y mientras tanto, las represalias iraníes han costado la vida a al menos 24 israelíes. En medio de esta vorágine bélica, cabe preguntarnos: ¿hasta dónde llegarán estas tensiones? El impacto sobre la economía global y los mercados energéticos está a la vista, pero lo más alarmante es cómo esto podría afectar nuestra propia seguridad.