En una tarde que debería haber sido tranquila, una mujer de 27 años y su pequeño se encontraron cara a cara con el miedo en Sa Pobla. Este miércoles, mientras paseaban por la calle, un hombre de 55 años, de origen magrebí, se les acercó empuñando un cuchillo de unos treinta centímetros. Con amenazas mortales colgando en el aire, la madre no tuvo más remedio que empujar a su hijo entre dos coches para protegerlo.
La situación era crítica. Asustados y sin saber qué hacer, buscaron refugio en un establecimiento cercano. Desde allí llamaron a la Guardia Civil y a la Policía Local de Sa Pobla, quienes llegaron al lugar rápidamente tras recibir el aviso. La mujer, visiblemente afectada, relató a los agentes que conocía al agresor; no era la primera vez que vivía algo así. Había sido perseguida antes e incluso amenazada con un machete.
Una respuesta rápida ante el terror
Los agentes, comprometidos con asegurar la integridad de madre e hijo, comenzaron las batidas por la zona hasta dar con el hogar del presunto agresor. Cuando llegaron, él les abrió la puerta como si nada hubiera pasado. Pero esta vez no iba a salir impune; fue detenido por amenazas de muerte con arma blanca. Un acto desesperado que pudo haberse convertido en tragedia.
No es fácil imaginar cómo se siente una madre cuando su vida y la de su hijo están en peligro por culpa de un desconocido. Lo ocurrido nos recuerda que aún queda mucho por hacer para garantizar nuestra seguridad en las calles.