En el corazón de Palma, la historia se tornó trágica y caótica. Un joven venezolano, que se encontraba en situación irregular en España, ha sido sentenciado a cuatro años y medio de prisión tras un incidente que dejó a varios policías heridos. Todo comenzó cuando el chico, sin carnet de conducir, decidió huir de la autoridad al ser detenido. A bordo de un DR 6, se lanzó sin contemplaciones hacia la acera en la calle Aragón, donde decenas de personas transitaban desprevenidas.
El 16 de diciembre del año pasado, alrededor de las tres y media de la tarde, este joven ya había tenido un encuentro previo con las fuerzas del orden durante la madrugada. Esa vez logró escapar, pero no sin dejar su matrícula anotada. Horas después, cuando los agentes le dieron el alto y le pidieron que detuviera el motor y saliera del vehículo, él optó por acelerar hacia atrás como si no hubiera mañana. Fue así como embistió primero a otro coche antes de chocar con uno de los vehículos policiales.
Una secuencia peligrosa
Las imágenes deben haber sido aterradoras: varios agentes tratando de reducirlo mientras él seguía su camino descontrolado. En ese momento crítico, chocó contra uno y atrapó a otro; uno tuvo que saltar para evitar ser aplastado bajo sus ruedas. Pero eso no fue todo: atropelló al cuarto policía mientras continuaba su escape desenfrenado por una calle llena de gente.
A medida que avanzaba por esa vía atestada, se saltaba semáforos rojos sin pensar en las consecuencias. Al final, los agentes lograron detenerlo y arrestarlo. Además de cumplir con la condena privativa de libertad, deberá hacer frente a multas que suman más de 3.000 euros, entre compensaciones por lesiones a los agentes y daños al vehículo policial.
No solo él fue condenado; su amigo también recibió una pena suspensa por alquilar el coche y no devolverlo cuando debía. Una historia que refleja lo peligroso que puede ser jugar con fuego en situaciones críticas.