La inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y, mientras algunos celebran sus beneficios, otros sienten un nudo en el estómago. La pregunta que todos nos hacemos es clara: ¿Nos quitará la IA nuestros trabajos? Un reciente informe del grupo Santander, basado en encuestas a 15.000 personas de 15 países de Europa y América, pone sobre la mesa un sentimiento muy real entre los trabajadores: hay miedo.
Un panorama inquietante
Según este estudio titulado ‘Habilidades del Futuro’, uno de cada tres trabajadores teme que la inteligencia artificial les arrebate su puesto. Y no es para menos; seis de cada diez creen que aprender a usar esta tecnología será clave para mantenerse a flote en el mercado laboral. Es como si cada vez más gente sintiera que su futuro depende de saber cómo lidiar con una máquina.
A medida que la IA cambia nuestra forma de trabajar, muchos sienten que deben seguir aprendiendo para no quedar atrás. De hecho, ocho de cada diez personas admite que necesita actualizar sus conocimientos, aunque muchos también piensan que lo aprendido antes de entrar al mundo laboral no les ha servido gran cosa.
Pero no solo se trata de adquirir conocimientos técnicos; habilidades como comunicarse bien, liderar o trabajar en equipo están tomando protagonismo. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿quién debe asumir la responsabilidad de esa formación? Algunos opinan que debería ser el gobierno quien se encargue, otros apuntan a las empresas y hay quienes sostienen que es una responsabilidad personal.
Y si echamos un vistazo más allá del Atlántico, las diferencias son notorias. En Europa, muchos han cambiado de trabajo y aunque no están contentos con su educación inicial, ven oportunidades laborales esperanzadoras. En Norteamérica se valora mucho más la experiencia práctica frente a los títulos académicos tradicionales. Mientras tanto, en América Latina se observa menos movilidad laboral pero un alto interés por aprender a través de plataformas digitales.
Así estamos hoy: enfrentando un futuro incierto donde los avances tecnológicos pueden ser tanto oportunidades como amenazas. La historia continúa desarrollándose y nosotros estamos aquí para contarla.