Este martes, la tragedia volvió a golpear con fuerza a Gaza. Al menos 51 palestinos perdieron la vida debido a los disparos del Ejército de Israel. Estaban ahí, en el sur de la Franja, esperando recibir un poco de ayuda humanitaria, algo tan básico y necesario. Las autoridades locales, controladas por Hamás, no dudan en calificar lo sucedido como «una masacre cometida por la ocupación».
El Ministerio de Sanidad gazatí fue claro en su comunicado: además de los muertos, más de 200 personas resultaron heridas, incluyendo a 20 que se encuentran en estado muy grave. Estas víctimas estaban congregadas en la rotonda de Al Tahlia, un lugar que debería ser un refugio para quienes necesitan asistencia. Antes de este trágico evento, el ministerio había reportado ya 45 «mártires», todos trasladados al Hospital Naser, que está colapsado ante el flujo incesante de heridos y fallecidos.
Llamado urgente a la comunidad internacional
Las condiciones son desesperadas: los equipos médicos están trabajando con suministros escasos y urgentes. En medio del caos, hacen un llamado apremiante a la comunidad internacional para que envíe ayuda humanitaria a Gaza.
Este horrible suceso ocurre justo un día después de otro ataque donde se reportaron 20 muertos, también atribuidos al Ejército israelí cerca de puntos donde se distribuye ayuda gestionada por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF). Esta fundación ha sido objeto de críticas severas por supuestamente romper las normas internacionales sobre neutralidad en la entrega de asistencia. Se les acusa incluso de tener una relación demasiado cercana con las fuerzas israelíes.
A lo largo del conflicto iniciado tras los ataques del 7 de octubre pasado por parte de Hamás y otras facciones palestinas —que dejaron unos 1.200 muertos— las cifras son escalofriantes: más de 55.400 muertes y cerca de 129.000 heridos según fuentes gazatíes; aunque muchos creen que estos números podrían ser aún mayores.