En un giro que puede cambiar el rumbo de las relaciones entre Corea del Sur y Corea del Norte, el presidente surcoreano Lee Jae Myung ha dado instrucciones claras para detener el lanzamiento de panfletos propagandísticos que critican al régimen de Pyongyang. Este movimiento, anunciado el pasado sábado, se presenta como una nueva oportunidad para rebajar la tensión en una península marcada por décadas de conflicto.
La portavoz presidencial, Kang Yu Jung, no ha dudado en enfatizar que “la distribución ilegal de estos panfletos es un peligro real para la seguridad de los habitantes de la zona fronteriza”. Y es que, tras años de intercambios hostiles y acciones provocativas, parece que Seúl quiere poner fin a esta dinámica peligrosa.
Acciones contundentes contra los infractores
Kang también ha dejado claro que el Gobierno surcoreano se tomará muy en serio cualquier violación a esta directriz. “Tomaremos medidas severas contra quienes incumplan”, advirtió. En este sentido, ya se planea discutir cómo materializar estas medidas concretas el próximo lunes.
La decisión llega tras conocer que un grupo civil lanzó folletos desde Ganghwa, lo cual encendió las alarmas en Seúl. Sin embargo, una investigación policial sobre globos encontrados en Ganghwa y Gimpo reveló que contenían “folletos bíblicos y refrigerios”, nada relacionado con ataques directos al régimen norcoreano. Esto añade un matiz interesante a la narrativa: ¿será realmente este un intento sincero por mejorar las relaciones?
Aunque todo esto ocurre después de que Corea del Sur decidiera suspender la transmisión de propaganda a través de altavoces en la frontera. Una medida esperada tras un año lleno de tensiones y respuestas agresivas por parte del Norte. El cambio está en marcha; ahora solo falta ver si estos nuevos pasos serán suficientes para calmar las aguas entre dos naciones tan próximas pero tan distantes al mismo tiempo.