En una jornada desgarradora, al menos doce palestinos han perdido la vida y más de un centenar han resultado heridos tras un ataque brutal de las fuerzas israelíes cerca de un punto de distribución de ayuda humanitaria. Este lugar, establecido por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), que cuenta con el respaldo de Israel y Estados Unidos, se encuentra en el corazón del conflicto, en una zona central de la Franja.
Según lo que ha podido recoger el diario palestino ‘Filastin’, los números son escalofriantes: mientras algunos informes hablan de doce muertos, otros apuntan a diecisiete, entre ellos un niño inocente. Las heridas son aún más devastadoras, superando el centenar. Y mientras tanto, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) no se ha quedado callado; han exigido a gritos que cesen las operaciones de la GHF. Ellos consideran estos puntos como “trampas mortales”, una cruel ironía en medio del sufrimiento.
La cruda realidad tras los números
Las autoridades en Gaza elevan las cifras: más de 130 muertos y mil heridos desde que comenzaron los enfrentamientos. Todo esto ocurre en medio del caos desatado por la ofensiva israelí que comenzó después del ataque por parte de Hamás el 7 de octubre. En ese momento, alrededor de 1.200 personas perdieron la vida y cerca de 250 fueron secuestradas según cifras oficiales israelíes.
No es solo una cuestión numérica; estas tragedias están sacudiendo a toda una comunidad que ya lleva tiempo sufriendo. La GHF se encuentra bajo fuego cruzado también desde el ámbito internacional. Naciones Unidas y diversas organizaciones humanitarias critican su papel al considerarla incumplidora de las normas internacionales sobre neutralidad y seguridad en la entrega de ayuda.
Mientras tanto, cada día parece traer consigo un nuevo capítulo oscuro en esta historia interminable. Es fundamental que no olvidemos lo que sucede allí; detrás de cada número hay vidas humanas llenas de sueños truncados.