El Estadi Olímpic vibró este lunes con la potente presencia de Guns N’ Roses, que ofreció un concierto que se extendió por más de tres horas. A pesar de la distancia y los años, la banda californiana demostró que sigue teniendo el poder de arrasar en el escenario, reviviendo sus clásicos en una noche que nos transportó a su época dorada. Aunque el repertorio no mostró muchas variaciones respecto a lo que ofrecieron hace siete años, supieron mantenernos enganchados con una mezcla de nostalgia y energía.
Una entrega apasionada
Axl Rose, aunque no siempre alcanzó esos agudos perfectos (los primeros compases de Live and Let Die fueron un claro ejemplo), se entregó al máximo en cada estrofa. Y sí, puede que haya algunos que critiquen su falta de precisión vocal, pero nadie puede negar la pasión que desprende. Con cada acorde tocado por Slash y ese bajo colosal de Duff McKagan, la banda se sintió como una apisonadora sobre el escenario.
No podemos obviar el hecho curioso: el acceso restringido a la prensa fue un capítulo oscuro en esta historia, dificultando cualquier cobertura del evento. Pero a pesar de ello, los fans llenaron las gradas del estadio para disfrutar de himnos como Welcome to the Jungle y Sweet Child O’ Mine, haciendo caso omiso a los 23 minutos de retraso inicial. De hecho, esas caídas puntuales no opacaron lo grandioso del espectáculo.
La verdadera magia llegó con temas como Absurd, donde cada solo resonaba como un eco del pasado; ese estilo rockero irreverente sigue vivo entre ellos. La sección rítmica hizo temblar las estructuras del recinto mientras Slash brillaba con sus solos vertiginosos. No hay duda: aunque algunos piensen que este es un grupo agotado o fossilizado por el tiempo, anoche demostraron que aún tienen mucho para dar.
A medida que avanzaba la noche, reflexionamos sobre esa extraña elección musical hacia lo acústico con temas inesperados como Wichita Lineman. ¿Acaso Axl siente esa soledad dentro del bullicio? Lo cierto es que mientras algunos cuestionan si todavía están aquí para hacer ruido o si simplemente están cumpliendo un recorrido marcado por pocos cambios año tras año, nosotros disfrutamos del viaje musical.
Ciertamente los tiempos han cambiado y parece haber menos espacio para sorpresas grandes entre las canciones elegidas cada gira; sin embargo, eso no impide celebrar todo lo vivido en esta noche épica. Guns N’ Roses se despidieron dejando claro que sus himnos son eternos y siempre habrá espacio para recordar lo mejor del rock.