El pasado sábado por la mañana, la tranquilidad de la playa de sa Galera, en Banyalbufar, se vio interrumpida por una situación alarmante. Un hombre de 80 años, que disfrutaba de su paseo matutino, sufrió un ictus y comenzó a desvanecerse. Afortunadamente, no estaba solo. Una enfermera que se encontraba allí no dudó ni un segundo en acudir a su lado para brindarle asistencia.
La llegada de los rescatistas
Los gritos de auxilio resonaron y pronto la Guardia Civil recibió el aviso. En cuestión de minutos, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) y el Servicio Aéreo llegaron al lugar con una rapidez admirable. Los agentes localizaron rápidamente al octogenario y descendieron del helicóptero como si fueran ángeles guardianes.
Una vez en tierra firme, comenzaron a proporcionarle los primeros auxilios con profesionalismo y cuidado. Y después del susto inicial, lo evacuaron hacia el hospital Son Espases en Palma para asegurarse de que recibiera la atención médica necesaria. La comunidad puede respirar tranquila sabiendo que hay personas dispuestas a ayudar cuando más se necesita.