Cuando hablamos de Iris Murdoch, es imposible no sentir un cosquilleo en el estómago. Esta autora irlandesa, nacida en Dublín en 1919 y fallecida en Oxford en 1999, fue considerada por muchos como la mujer más brillante de Inglaterra. Su obra revolucionó la literatura británica de posguerra, desafiando las apariencias con relatos que esconden matrimonios rotos, relaciones prohibidas y traiciones a raudales. Murdoch nos hizo cuestionar lo que creíamos saber sobre la naturaleza humana y los dilemas morales del bien y del mal, conceptos que quedaron desmoronados tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial.
El regreso de ‘Elegía a Iris’
Hoy, tenemos la suerte de ver regresar a las librerías ‘Elegía a Iris’, una conmovedora memoir escrita por su marido, John Bayley. A través de sus páginas, descubrimos cómo esa mente prodigiosa se perdió entre las brumas del alzhéimer. Con un toque de humor y distancia emocional, Bayley narra momentos íntimos que invitan tanto a la reflexión como al dolor; como su fascinación por los ‘Teletubbies’, ese programa infantil que entró en su hogar justo un año antes de su muerte. Aunque algunos critiquen esta exposición pública de su vida privada, hay una belleza cruda en lo vulnerable.
No podemos pasar por alto cómo Bayley comparte detalles sobre la vida amorosa diversa de Iris, llena de matices antes y después del matrimonio. Aceptaba sus relaciones con hombres y mujeres sin perder jamás el cariño ni la complicidad que compartieron durante más de cuatro décadas. En un mundo donde la revolución sexual transformó tantas vidas, Murdoch supo navegar esas aguas con astucia e inteligencia.
A pesar de ser una autora reconocida junto a grandes nombres como Graham Greene y haber ganado premios literarios destacados, también ha sido incomprendida. Sus novelas son mucho más que simples historias; son exploraciones filosóficas profundas sobre lo humano. Al final del día, ¿no se trata eso? De entendernos mejor a nosotros mismos mientras leemos cada página con ansias?