MADRID 5 Jun. (EUROPA PRESS) – La madrugada del jueves se tiñó de luto en Priluki, una ciudad al noroeste de Kiev, tras un brutal ataque ruso que ha dejado al menos cinco vidas perdidas, incluyendo a un pequeño de apenas un año. El gobernador de Chernígov, Viacheslav Chaus, no pudo ocultar su consternación al informar sobre este trágico suceso a través de Telegram. “Esta noche el enemigo atacó nuestra ciudad con drones de combate; preliminarmente, al menos seis drones del tipo ‘geranio’ han sido utilizados”, explicó.
Las consecuencias son devastadoras: cinco personas han fallecido, entre ellas dos mujeres y ese inocente niño que fue hallado bajo los escombros. Además, hay seis heridos que ya están siendo atendidos en hospitales locales, recibiendo toda la asistencia necesaria en estos momentos tan críticos.
La realidad del conflicto se agrava
Mientras tanto, los operativos de la Policía y los equipos de rescate no cesan en su labor en las zonas afectadas por el ataque. Esta situación ocurre solo un día después de otra operación militar rusa en Sumi que dejó cuatro muertos y 28 heridos, entre ellos tres niños. Y aunque todos deseamos una paz duradera, las negociaciones parecen estar estancadas. El presidente ruso Vladimir Putin declaró recientemente que respondería “con mucha firmeza” ante el ataque ucraniano contra la aviación rusa durante una conversación con su homólogo estadounidense Donald Trump, quien dejó claro que esta llamada “no conducirá a una paz inmediata”. En medio de todo esto, la comunidad internacional observa con preocupación cómo se desmoronan esperanzas mientras vidas siguen perdiéndose sin razón.