En la vibrante y a menudo peligrosa pista de Suzuka, las llamas danzaron entre la hierba seca durante el último Gran Premio. Las chispas volaban de los monoplazas, ofreciendo un espectáculo que, aunque emocionante, nos recordaba que este deporte tiene su lado oscuro. La FIA tuvo que intervenir tras varios incidentes que provocaron pequeños incendios, afortunadamente sin mayores consecuencias.
La batalla contra las chispas
Los coches de Fórmula 1 son conocidos por lanzar chispas al tocar ciertos puntos del circuito, como los pianos o incluso en las rectas. A los aficionados les encanta ver ese destello; es parte del espectáculo. Pero cuando esas chispas se convierten en fuego y amenazan la seguridad de los pilotos, es hora de actuar. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en Japón.
Tras esos sustos en el circuito japonés, la FIA se puso manos a la obra para buscar soluciones. El origen del problema parece estar en el patín metálico que se coloca para proteger el fondo plano del coche durante las carreras. En el Gran Premio de España, algunos equipos decidieron experimentar con acero inoxidable para mitigar el problema. Sin embargo, esta decisión está pendiente porque aumentar el peso del coche no siempre es viable cuando cada milésima cuenta.
Aunque se ha decidido mantener el uso del titanio como material principal por ahora, hay un giro: los equipos tendrán que estar listos para usar elementos de acero si se repiten incidentes similares a los vividos en Suzuka. Una especie de vuelta al principio mientras buscan una solución definitiva.
A pesar de todo esto, las chispas no han desaparecido por completo; siguen siendo parte del paisaje sobre el asfalto abrasador. En Catalunya vimos cómo estas pequeñas explosiones seguían apareciendo sin avisar y así, la incertidumbre permanece en torno a cuál será finalmente el material más adecuado para seguir corriendo sin poner en riesgo a nadie.