En una jornada que prometía ser rutinaria, el embajador estadounidense ante la OTAN, Matthew Whitaker, ha puesto sobre la mesa una exigencia que no deja margen para la duda. «Esto no es una sugerencia, es un punto de partida», afirmó con firmeza, refiriéndose a su demanda de que todos los países miembros destinen al menos el 5% de su PIB a defensa. Y sí, eso incluye también a nuestros amigos de España.
Un reto ineludible
Whitaker no se anda con rodeos. En sus declaraciones previas a una reunión clave en Bruselas, donde se discutirán nuevas metas militares para asegurar la seguridad del bloque atlántico, dejó claro que las amenazas están creciendo. «Nuestros adversarios no están esperando», insistió. Quiere ver acción y rapidez por parte de los aliados, quienes hasta ahora solo han cumplido con un modesto 2%.
A pesar de las reticencias de algunos países como España —que ha señalado que hablar de porcentajes es más bien una cuestión política— el embajador se mostró optimista: «La cumbre de La Haya será el lugar donde todos nos comprometamos con este objetivo». Así lo espera Whitaker, quien está convencido de que en esta reunión encontrarán el apoyo necesario para elevar los presupuestos militares.
Además, entre las sombras de estas exigencias resuena aún la voz del presidente Donald Trump, quien ha sido un ferviente defensor del aumento en gastos militares. Mientras tanto, otros líderes europeos ya han comenzado a alinearse tras la propuesta del secretario general aliado Mark Rutte: invertir un 3.5% en militar directo y un adicional 1.5% en seguridad para el 2032.
No hay tiempo que perder; Whitaker advirtió que no pueden permitirse repetir errores pasados como el acuerdo fallido del 2% alcanzado en Gales en 2014. «Esperamos ver progresos significativos», concluyó con determinación. La presión está sobre la mesa y todos los ojos están puestos en cómo responderán nuestros aliados frente a este llamado urgente.