La historia reciente del Castell de Bellver ha tomado un giro inesperado y polémico. Durante diez días, el emblemático castillo fue escenario de un evento exclusivo de Louis Vuitton, donde la marca presentó su nueva colección de alta joyería para los mercados asiático y árabe. Pero este alquiler no ha pasado desapercibido y la controversia ya está en el aire.
El PSIB se ha alzado en voz alta, denunciando que no se solicitó el informe correspondiente a la Comissió de Patrimoni, un paso esencial ya que el castillo es considerado Bien de Interés Cultural (BIC). Joan Ferrer, conseller socialista, no ha dudado en cuestionar a la vicepresidenta del Consell, Antònia Roca, exigiendo respuestas sobre los trámites realizados para permitir tal uso. Ferrer expone: «Nos reafirmamos en nuestras sospechas por la intervención de maquinaria pesada y la construcción de estructuras en Bellver».
Una falta de autorización alarmante
A medida que avanza la investigación, las dudas crecen. Ferrer señala que no había autorización ni siquiera para las intervenciones mínimas requeridas; “Se suponía que debían presentar hasta once documentos para autorizar el evento”, remarcó. En comparación con legislaturas pasadas donde el espacio se cedía sin alteraciones estructurales, este desfile parece haber dejado huellas más profundas: “Parece que hay anclajes en los muros que suponen una intervención directa”.
Més per Palma también ha hecho su movimiento al exigir información en la Junta municipal sobre las condiciones del alquiler del castillo. Sin embargo, se encontraron con un muro silencioso por parte del equipo gubernamental. Neus Truyol, portavoz ecosoberanista, instó a solicitar una comparecencia del regidor de Cultura para obtener respuestas concretas sobre cómo se decidió arrendar el castillo a Louis Vuitton.
Las preguntas son directas y contundentes: ¿Qué criterios se emplearon para este arriendo? ¿Se han suspendido actividades propias debido a este acuerdo? Y lo más intrigante: “¿Está previsto alquilar elementos patrimoniales al mejor postor?” La inquietud es palpable cuando Truyol advierte sobre “la falta de transparencia” del concejal encargado. En un lugar tan simbólico como el Castell de Bellver, resulta irónico ver cómo se hace cabida a una firma que apoya causas tan controvertidas.