En un rincón vibrante de la Feria del Libro de Madrid, Vivian Gornick, una voz potente del feminismo contemporáneo, se alza con una verdad que resuena. Con sus 88 años, esta escritora estadounidense ha vivido y respirado las luchas feministas desde su juventud en el Bronx, y ahora presenta su obra ‘Por qué algunos hombres odian a las mujeres’. En este libro, recopilación de artículos de los 70 que aún son relevantes hoy en día, nos invita a reflexionar sobre el odio que a menudo se percibe entre hombres y mujeres.
Un legado que perdura
Durante una rueda de prensa en la Fundación Telefónica, Gornick comparte su perspectiva aguda. “Los hombres no nos odian más de lo que nosotras les odiamos a ellos”, afirma con convicción. Esta declaración directa provoca un eco en todos nosotros; ¿cuántas veces hemos sentido esa animosidad recíproca? La escritora recuerda sus inicios en el periodismo cuando comenzó a notar cómo ciertos autores trataban a las mujeres como meros objetos para satisfacer sus deseos personales. Esto fue el detonante que encendió la llama del movimiento feminista. “Cuando algunas mujeres tomamos conciencia de esto, empezó nuestra lucha por ser vistas como seres humanos completos”, explica.
Reflexionando sobre el impacto del movimiento MeToo, Gornick señala una rabia acumulada entre las mujeres: “Era como si hubiera estallado un volcán”. Nos recuerda lo lejos que aún estamos de alcanzar una verdadera igualdad: “Esas relaciones viciadas persisten en todas partes, desde los restaurantes hasta los colegios.” Sin embargo, ella sigue siendo optimista ante la adversidad. “El feminismo sobrevivirá incluso al backlash actual”, dice con firmeza. A lo largo de su trayectoria ha visto altibajos, pero nunca retrocesos definitivos.
A pesar de las críticas hacia figuras literarias masculinas como Norman Mailer o Hemingway —a quienes considera misóginos— Gornick también celebra los avances recientes en la representación femenina en la literatura. Pero advierte: “Todavía hay una sombra pesada sobre muchas escritoras”. Su mensaje es claro; debemos seguir luchando por visibilizar nuestras historias y voces.