La escena se desarrolla en la playa de Sa Coma, donde un día soleado se transforma en pesadilla para varios bañistas. El pasado viernes 30, un grupo de jóvenes argelinos decidió hacer su agosto a costa de las pertenencias ajenas. Mientras los veraneantes disfrutaban del agua, estos delincuentes hacían de las suyas, robando teléfonos móviles y llaves de coches como si fueran caramelos.
La tecnología juega a favor de la justicia
Afortunadamente, no todo está perdido. La Policía Local de Sant Llorenç recibió varias denuncias sobre estos hurtos y, gracias a la rápida acción de sus agentes y el uso ingenioso del GPS del móvil robado, lograron seguirles el rastro. ¿Cómo lo hicieron? Activando una aplicación que les permitió rastrear en tiempo real los movimientos de los ladrones. Así fue como los policías supieron que estos chicos estaban montados en un autobús con dirección a Manacor.
Los compañeros de la policía esperaron pacientes hasta que el transporte llegó a su destino y allí procedieron a detener a los sospechosos. Todo esto demuestra que, aunque hay quienes optan por tirar a la basura la moralidad ajena, siempre hay una luz al final del túnel gracias a la tecnología y al trabajo conjunto de nuestras fuerzas del orden. En este caso, el GPS no solo fue un sistema de localización; fue una herramienta para recuperar lo robado y llevar ante la justicia a quienes creen que pueden salirse con la suya sin consecuencias.