En un día soleado en Mallorca, un grupo de activistas de Contracimera decidió alzar su voz en el emblemático Castell de Bellver. Su motivo: la presentación de la nueva colección de alta joyería de Louis Vuitton, que ha mantenido cerrado este monumento durante ocho largos días. ¿El precio? Nada menos que 175.000 euros para una fiesta privada que, según ellos, solo alimenta la elitización y turistificación del lugar.
La lucha por nuestra isla
Con carteles en mano, los activistas denunciaron cómo nuestros representantes políticos siguen vendiendo a Mallorca al turismo desmedido. “Una vez más nos están engañando”, dicen con firmeza. La preocupación es clara: la llegada de jets privados desde lugares como India o China no hace más que reforzar esa imagen de Mallorca como un destino exclusivo para unos pocos.
Aquí está lo verdaderamente alarmante: la organización alerta sobre los efectos nocivos del turismo de lujo, argumentando que “no solucionará la masificación turística” ni generará riqueza para todos. Más bien, advierten que esta forma de turismo solo crea desigualdades y afecta gravemente nuestro medio ambiente.
“Más lujo significa más restricciones”, gritan con pasión. Hablan sobre cómo esto afecta a los residentes; estamos hablando de restricciones de agua y un aumento en el costo de vida mientras las grandes marcas siguen disfrutando sin mirar atrás.
Y no se trata solo de un evento aislado; el año pasado, Louis Vuitton pagó 573.000 euros por cerrar el Park Güell. En ese entonces, también hubo destrozos y limitaciones para los vecinos. “Es hora de organizarnos”, concluyen con determinación.