Este sábado, los familiares de Naia se acercaron a la entrada del colegio La Salle de Palma para rendir homenaje a la pequeña, quien perdió la vida hace seis años tras comer un helado al que era alérgica. Con flores y lágrimas, dejaron claro su dolor y frustración: “Nos la dejasteis morir. ¡Cobardes!”, rezaba un cartel que acompañaba tres coronas de flores y dos fotos de la niña.
Un recuerdo imborrable
Naia, con solo cuatro años, falleció el 24 de mayo de 2019 después de ingerir un sándwich helado que contenía proteína de leche, algo que ella no podía tolerar. Los servicios médicos llegaron rápidamente al colegio, pero no hubo nada que hacer. Fue una tarde trágica que marcó para siempre a su familia y a toda una comunidad escolar.
La historia no acaba aquí. La responsable del comedor fue condenada a un año y medio de cárcel por lo ocurrido, mientras que una monitora enfrentó una multa de 900 euros. Sin embargo, la Audiencia absolvió a esta última alegando que actuó bajo las órdenes de quien estaba al mando. Así es como se siente el peso del sistema sobre los más vulnerables.
A medida que pasan los años, el dolor sigue fresco; cada año se repite este ritual en memoria de Naia, recordando lo frágil que puede ser la vida y cómo pequeñas decisiones pueden tener consecuencias devastadoras. ¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar para ver cambios reales? La lucha por justicia continúa.