En la Playa de Palma, los vecinos no pueden evitar hablar sobre lo que ha ocurrido en su rincón del mundo. Tras la eliminación del controvertido murete que separaba el paseo peatonal de la arena, ahora se encuentran con una fila de bordillos que parecen haber surgido de la nada. Pero, ¿qué sentido tiene esto? Esa pequeña pared no solo marca el límite entre el paseo y las zonas ajardinadas, sino que también se ha convertido en un símbolo de debate entre los residentes.
La historia comenzó cuando el Ajuntament decidió retirar el murete. Los vientos fuertes empezaron a arrastrar arena hacia los locales comerciales y las calles por donde transitan peatones y bicicletas. Un verdadero caos. Al parecer, esta nueva fila de bordillos es un intento por parte del consistorio para calmar las aguas y frenar las críticas de aquellos que veían cómo sus negocios eran invadidos por la arena.
¿Una solución real o un simple maquillaje?
A simple vista, muchos piensan que estos bordillos son una buena idea para contener la arena y evitar problemas mayores. Sin embargo, desde el Ajuntament aseguran que esto no es más que una medida temporal mientras siguen estudiando qué hacer realmente con el murete retirado. “Buscamos la alternativa más viable para contener la arena”, afirman desde Cort.
La realidad es que los trabajos han sido constantes en este popular destino turístico, especialmente con las obras del colector de aguas pluviales y el cambio del alumbrado. Con cada visita a la playa durante esta temporada alta, esos esfuerzos se hacen aún más evidentes. Pero lo cierto es que muchos residentes se preguntan si realmente estas medidas son efectivas o si solo están tirando a la basura una oportunidad para encontrar soluciones duraderas.
El futuro sigue siendo incierto en este paisaje costero, donde cada decisión parece ser un paso hacia adelante… o tal vez uno hacia atrás.