La historia que hoy traemos es un reflejo inquietante de lo que puede suceder en nuestras calles. La Policía Nacional ha puesto el ojo en dos menores que, sin pensar en las consecuencias, encendieron la chispa de un incendio en un colegio del distrito Llevant de Palma. Este acto imprudente, aunque juvenil, ha dejado daños valorados en cerca de 3.000 euros.
Los hechos tuvieron lugar alrededor de la una de la tarde del pasado 4 de mayo. En un descuido, estos jóvenes provocaron llamas que alcanzaron la fachada y los ventanales del centro escolar. Afortunadamente, los bomberos llegaron a tiempo para apagar el fuego y evitar que la situación se convirtiera en algo más grave. Mientras tanto, los agentes buscaban testigos dispuestos a aportar información sobre lo sucedido.
Un asunto complicado y costoso
El Grupo de Atracos se encargó de investigar este incidente y pronto encontraron pistas que les llevaron a identificar a los dos menores como presuntos autores del fuego. Sin embargo, aquí viene el giro: al ser menores de 14 años, no pueden ser considerados culpables ante la ley y por eso no han sido detenidos.
Pero hay una consecuencia para sus familias. Los padres tendrán que asumir el coste de los daños causados por sus hijos, ¡y vaya si duele! La cifra asciende a esos mencionados 3.000 euros. El fuego comenzó en un sofá hecho con palés y cojines, algo tan inofensivo como práctico hasta que se convierte en una bola de fuego.
Así es como un día cualquiera puede transformarse rápidamente en una lección amarga sobre responsabilidad y las decisiones tomadas sin pensar. Y nosotros nos quedamos preguntándonos: ¿qué está pasando con nuestros jóvenes?