En una noche llena de reflexión y camaradería, Alfonso Díaz, el CEO de Negocio del Real Mallorca, se sentó junto a la Penya Es Vici de Campos para compartir sus pensamientos sobre una temporada que ha dejado un sabor agridulce. A pesar de los esfuerzos titánicos del equipo dirigido por Jagoba Arrasate, la ansiada clasificación para Europa sigue siendo un sueño lejano.
La valoración de una temporada intensa
Díaz no ocultó su frustración al reconocer que «el final no ha sido el que esperábamos». Con anhelo en su voz, confesó que todos en el club tenían la ilusión de alcanzar algo grande este año. «Estuvimos entre los diez primeros toda la temporada», remarcó con un tono casi defensivo, como si necesitara convencer a todos de que lo positivo también cuenta en esta historia. Y es cierto; mantener esa posición en la tabla no es tarea fácil.
Aunque hubo momentos difíciles, como los roces entre algunos jugadores y aficionados tras el partido en Girona o las tensiones en Son Moix con Maffeo y Larin, Díaz minimizó estas situaciones: «Es algo puntual». Para él, lo esencial radica en el apoyo incondicional del mallorquinismo a lo largo de todo el curso. Se notaba su deseo por restar importancia a esos episodios efímeros y recordar cómo la afición ha estado siempre ahí.
«Entiendo a la gente», continuó Alfonso. La pasión por ganar está presente en cada rincón del estadio. «Hicimos una gran primera vuelta que nos hizo soñar», dijo con melancolía. Pero al final, aunque se haya luchado hasta el último minuto, «no ha llegado el regalo de Europa».
Aun así, hay esperanza. Una nueva permanencia puede abrir muchas puertas para un Mallorca más fuerte y consolidado: «Vamos creciendo y dando pasos firmes como club», concluyó Díaz con determinación. Y quién sabe… tal vez el próximo año sea ese momento tan esperado donde todos podamos celebrar juntos un hito europeo.