El pasado miércoles, en un giro de acontecimientos que nos deja perplejos, el Gobierno del Reino Unido hizo un llamado urgente para que se realice una investigación exhaustiva sobre los disparos realizados por las fuerzas israelíes contra una delegación de diplomáticos internacionales en la ciudad cisjordana de Yenín. La situación es grave y no podemos quedarnos callados.
Un incidente inaceptable
Hamish Falconer, quien representa a Reino Unido para Oriente Próximo y el Norte de África, no escatimó palabras al calificar lo sucedido como inaceptable. Nos recuerda que, en cualquier conflicto, los civiles deben ser protegidos y que los diplomáticos tienen derecho a ejercer su labor sin temor. Es indignante pensar que esto pueda ocurrir.
A través de sus redes sociales, Falconer confirmó haber contactado con los diplomáticos británicos afectados por este lamentable incidente. Mientras tanto, la Autoridad Palestina ha acusado directamente al Ejército israelí de abrir fuego contra esta delegación y está exigiendo respuestas claras y contundentes.
No estamos solos en esto; varios países han levantado la voz condenando lo ocurrido. España, Italia y Francia han tomado medidas al convocar a sus embajadores en Israel. La presión internacional está aumentando porque todos coincidimos: hay que rendir cuentas.
Por su parte, el Ejército israelí ha justificado sus acciones argumentando que realizaron “disparos de advertencia” tras asegurar que los diplomáticos habían entrado en una zona no autorizada. Pero ¿es eso suficiente? No podemos seguir tirando a la basura la vida humana por justificaciones dudosas.