MADRID, 21 de mayo. El Movimiento de Resistencia Islámica, conocido como Hamás, ha estallado este miércoles contra el último incidente que ha tenido lugar en Cisjordania. ¿Y qué ha pasado? Fuerzas israelíes abrieron fuego justo frente a una delegación de embajadores y diplomáticos internacionales. Desde la perspectiva de Hamás, esto no es más que otra muestra de la arrogancia constante de Israel.
Un acto indignante que clama al cielo
En sus palabras, “el fuego directo contra 25 representantes árabes y europeos durante su visita al campamento de Yenín es un claro reflejo de la insolencia israelí y una violación brutal de todas las normas internacionales”. Lo cierto es que esta agresión se suma a meses de violencia en Yenín, Tulkarem y Nablús. Según Hamás, todo esto forma parte de un plan más amplio para anexionar territorios, expandiendo asentamientos y robando tierras.
Además, el grupo no se corta al afirmar que, por mucho que Israel intente perpetuar sus crímenes, nunca alcanzará sus objetivos en ninguna parte del territorio ocupado. Con esas palabras cargadas de fervor y resistencia, hacen un llamado a la comunidad internacional para que actúe ante lo que consideran un atropello: “Pedimos apoyo para nuestro derecho a la autodeterminación y para establecer un Estado palestino independiente con Jerusalén como capital”.
Por otro lado, la Autoridad Palestina también ha arremetido contra el Ejército israelí por abrir fuego contra esta delegación diplomática. Este acto ha provocado una ola de condenas desde varios países afectados; España, Italia y Francia han llamado incluso a sus embajadores en Israel para expresar su descontento. Mientras tanto, las autoridades israelíes justifican lo ocurrido alegando “disparos de advertencia”, porque según ellos “la delegación se desvió de su ruta”. No obstante, muchos nos preguntamos si esto es realmente una justificación válida ante lo sucedido.