En Palma, la voz de los educadores de las escoletas externalizadas resuena con fuerza. ¿Por qué algunos docentes reciben una compensación justa por corregir las pruebas IAQSE mientras que otros se quedan a la espera? La indignación entre ellos es palpable y no es para menos.
Una batalla silenciosa pero urgente
A medida que se organizan en busca de mejores condiciones laborales, estos profesionales alzan la voz frente a una situación que parece injusta. Ellos son los pilares que sostienen la educación infantil en nuestra comunidad, y sin embargo, sus salarios son un reflejo claro de cómo se les trata: como si fueran prescindibles.
Las noticias sobre segregación y decisiones arbitrarias tomadas por la Conselleria añaden leña al fuego. En medio de todo esto, surge una pregunta: ¿dónde queda el valor real del trabajo educativo cuando el foco está más en recortes y menos en invertir en lo que realmente importa?
Es hora de poner el ojo donde debe estar: ¡en nuestros educadores! Ellos merecen ser escuchados y, sobre todo, reconocidos por su labor. Porque al final del día, invertir en educación no debería ser un capricho; debería ser nuestra prioridad.