En un clima tenso y lleno de emociones, el jefe del Estado Mayor del Ejército de Israel, Eyal Zamir, ha salido al paso para condenar con firmeza unas declaraciones que han causado revuelo. Y es que el líder del partido opositor Los Demócratas, Yair Golan, no se ha cortado un pelo al afirmar que «un país cuerdo no asesina a bebés como pasatiempo» en el contexto de la ofensiva militar en Gaza.
La defensa del Ejército y el clamor por una ética en la guerra
Zamir ha defendido la integridad ética de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), afirmando que operan bajo estrictos valores morales y legales. En su comunicado, enfatizó que los soldados trabajan con lealtad a la seguridad del Estado y sus ciudadanos. Sin embargo, estas palabras llegan en medio de una tormenta política, donde Golan ha advertido que si Israel no cambia su rumbo, podría convertirse en un «Estado paria», similar a lo que fue Sudáfrica durante el Apartheid.
Golan también expresó su preocupación por el camino que está tomando la nación: «No puede ser que nosotros, como pueblo judío, hagamos cosas inaceptables después de haber sufrido tanto a lo largo de nuestra historia». En sus declaraciones también sugirió la necesidad urgente de cambiar al Gobierno actual para poner fin a esta guerra devastadora.
No obstante, estas afirmaciones han llevado al primer ministro Benjamin Netanyahu a acusar a Golan de propagar «libelos de sangre» y atacar a los valientes soldados israelíes. Para Netanyahu, las FDI son el ejército más moral del mundo y están luchando por la existencia misma del país.
Las reacciones no se han hecho esperar; varios ministros y altos cargos opositores han tomado distancia respecto a las palabras de Golan y han respaldado abiertamente las acciones del Ejército frente a esta compleja situación. En este escenario tan delicado, parece evidente que los debates sobre ética y acción militar seguirán ocupando los titulares.