Estamos en una época de descanso, pero el ambiente en Son Moix es de profunda decepción. La afición, que soñó con la posibilidad de jugar en Europa hasta el último suspiro, ha visto como los jugadores han dejado escapar esa ilusión. Y es que, tras un inicio de temporada esperanzador, la segunda vuelta ha sido un auténtico desastre, quedando solo por encima de los equipos ya descendidos.
Un partido para olvidar
El duelo contra el Getafe fue una muestra clara de esa frustración. Con dos objetivos tan distantes, los locales luchaban por su última oportunidad mientras que los madrileños necesitaban puntos para alejarse del descenso. ¿Y qué pasó? El Mallorca pareció no presentarse al encuentro. Maffeo ocupó el lugar del lesionado Asano y la falta de alternativas en ataque se notó más que nunca; Valeri y Chiquinho no aportaron nada y Domènech se quedó sin oportunidades.
Los cambios tácticos no dieron resultado. Darder tuvo poca participación y, como resultado, el juego fue plano y sin chispa. Mientras tanto, el Getafe llegó a Palma con seis derrotas consecutivas a sus espaldas pero fueron ellos quienes impusieron su ritmo desde el principio. No es sorprendente ver cómo una afición ya resignada comenzó a sentirlo antes incluso del primer gol.
Después del descanso, todo fue aún más desolador. Un único equipo buscaba la portería rival y era el Getafe; el Mallorca ni siquiera logró hacer un disparo entre los tres palos hasta bien entrada la segunda parte. Aunque Larin marcó un gol casi al final del partido, ya era demasiado tarde: el daño estaba hecho y la victoria se había marchado.
Ahora queda un último encuentro en Vallecas, pero como dice el refrán: este cuento se ha acabado. Lo cierto es que esta temporada será recordada por las oportunidades perdidas y las expectativas rotas.