MADRID, 16 de mayo. El Ejército israelí ha informado hoy que ha llevado a cabo ataques contra «más de 150 objetivos terroristas» en Gaza solo en las últimas 24 horas. Todo esto ocurre en medio de un aumento alarmante de la violencia, con las autoridades gazatíes afirmando que cerca de 200 personas han perdido la vida entre el jueves y el viernes. Es desgarrador escuchar estas cifras y ver cómo este conflicto continúa dejando huellas profundas.
Un ciclo de venganza
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han declarado que están comprometidas a actuar con fuerza contra lo que consideran organizaciones terroristas. Según ellos, los ataques han sido dirigidos a «posiciones anticarro, escuadrones terroristas» y estructuras militares, además de edificios y túneles utilizados por Hamás. La retórica se vuelve más intensa mientras Hamás acusa a Israel de llevar a cabo una política devastadora, describiendo sus acciones como un ataque indiscriminado que recuerda una táctica de «tierra quemada».
Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, ha prometido utilizar «todas las fuerzas» necesarias en los próximos días para cumplir su objetivo: la destrucción total de Hamás. A pesar del sufrimiento evidente y del llamado internacional por un alto el fuego temporal, parece que este deseo queda muy lejos. Los gazatíes no se quedan atrás; acusan al líder israelí de tener una obsesión por la venganza, algo que complica aún más cualquier posibilidad real de diálogo o entendimiento.
La situación es crítica. Las autoridades palestinas informan que más de 53.100 vidas se han perdido desde el inicio del asalto militar israelí tras los ataques realizados el pasado 7 de octubre por Hamás y otros grupos armados, incidentes que también causaron alrededor de 1.200 muertes y aproximadamente 250 secuestrados según los datos proporcionados por Israel.