El pasado 21 de octubre, un voraz incendio arrasó la querida Papelería Valldemossa, ubicada en la barriada de Camp Redó, justo al lado del centro de salud. Para Ana Quichimbo, su dueña desde 2011, ese día fue un auténtico golpe. Las llamas no solo consumieron su negocio, sino también sus sueños. Pero, como bien dice el refrán, lo que no te mata te hace más fuerte. Y aquí estamos, casi seis meses después, celebrando su regreso.
Reapertura llena de emociones
Ana ha vuelto a levantar la persiana en un local completamente renovado. Junto a ella está Joel, su sobrino, con una sonrisa que no puede ocultar la emoción del momento. A las cinco de la tarde todo estaba preparado para recibir a los vecinos que ya estaban ansiosos por ver cómo había quedado todo. «¡Qué alegría volverla a ver por aquí!», le dijo una mujer a Ana mientras entraba con su nieto.
Desde el primer minuto se sintió el cariño del barrio. La Papelería Valldemossa nunca dejó de ser parte del paisaje cotidiano; y ahora, aunque tardó un tiempo en regresar, todos se sentían felices de tenerla nuevamente entre ellos. Ana nos comparte con lágrimas en los ojos: «Por suerte, el seguro cubrió todo y hemos podido volver a abrir. Siempre tuve fe e ilusión». Esas palabras resuenan en quienes se acercan a felicitarla y probar un trocito de coca de verdura que ofrece.
A lo largo de estos meses difíciles, Ana ha tenido tiempo para reflexionar: «He descansado un poco y he estado con los míos, pero también pensando en cómo volver a abrir». Confiesa que ha sido un proceso largo y duro; sin embargo, eso no impidió que mantuviera viva la esperanza en cada paso del camino.
Hoy regresa con horario habitual -de 9 a 21 horas- y una filosofía clara: «somos un comercio del barrio para la gente del barrio». Sin duda alguna, son los vecinos quienes le han dado fuerzas para levantarse nuevamente y seguir adelante. Así es como se escribe una historia de resiliencia y amor por lo propio.