En un día soleado, los restauradores de Pimem decidieron plantar cara. Este jueves, se manifestaron con firmeza contra la reciente decisión del Ayuntamiento que busca separar las terrazas de las fachadas de los edificios. Desde Cort, argumentan que es una medida necesaria para mejorar la accesibilidad, ya que muchas personas con discapacidad visual utilizan la línea de los edificios como guía. Pero, ¿a qué costo?
La preocupación entre los empresarios no se hizo esperar. Desde Pimem-Restauració han expresado su profunda inquietud. «Esto amenaza la sostenibilidad de muchos negocios», afirmaron con voz clara y directa. Y es que, aunque la regidora Mercedes Celeste ha mostrado disposición para dialogar y encontrar acuerdos, muchos locales no tienen otra opción más que colocar sus mesas pegadas a la pared.
Agujeros en el plan municipal
Aquí es donde surge el problema. Según estos restauradores, sin una alternativa viable para reubicar mesas y sillas, sus ingresos podrían verse gravemente afectados sin que haya una reducción proporcional en los costes operativos. La situación se complica aún más cuando se habla de zonas como Avenidas: «¿Se pretende que nuestras terrazas estén al borde de la calzada? Eso sería un riesgo enorme», cuestionan.
César Amable, presidente de Pimem-Restauració, lanzó una advertencia: «Es fundamental hacer un análisis detallado calle por calle». La gestión ya está llena de retos y cargas administrativas; añadir más complicaciones sería tirar todo por la borda. Y si a eso le sumamos el aumento en los costes del convenio hotelero… ¡la viabilidad del sector está en juego!
Pimem también critica que no se haya consultado previamente al sector antes de tomar esta decisión. Personal del Ayuntamiento ha comenzado a visitar uno a uno los negocios afectados, pero parece insuficiente. En este contexto, piden un diálogo real y comprensión mutua para encontrar soluciones que no solo minimicen el impacto económico sino que garanticen un futuro sostenible para todos.