En pleno corazón de nuestra ciudad, bajo uno de los puentes de la vía de cintura, se esconde una realidad que muchos prefieren ignorar. Desde hace años, un mar de residuos se ha acumulado en este rincón olvidado. Hablamos del torrente de Sa Riera, justo a la altura del polígono de Can Valero, donde la maleza apenas logra ocultar lo que se ha convertido en un auténtico vertedero a cielo abierto.
Los olores nauseabundos y las montañas de basura cuentan una historia triste y decadente. Allí viven dos personas sin hogar, un hombre y una mujer, atrapados entre chabolas en condiciones deplorables. Uno de ellos incluso tuvo que ser ingresado en el hospital recientemente. Al acercarse a esta zona, te topas con otros asentamientos habitados por indigentes que vienen desde lugares lejanos como Bulgaria e incluso Rusia.
Una ruta complicada hacia la desesperanza
Aproximarse a este lugar no es tarea fácil; hay que atravesar otros dos asentamientos antes de llegar al más escondido. Pero al final del camino, lo que te espera es un espectáculo desolador: suciedad y abandono por doquier. Este espacio no solo sirve como refugio para quienes no tienen hogar, sino que también se ha convertido en un foco peligroso para incendios, especialmente con el calor del verano asomando ya por las esquinas.
Parece increíble pensar que esto sucede justo bajo nuestras narices mientras miles de coches pasan cada día sin prestar atención. El hedor es tan penetrante que hasta da miedo asomarse a las chabolas; roedores y otras criaturas han hecho su hogar aquí, encontrando el terreno perfecto para sobrevivir.