MADRID, 14 de mayo. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha dejado entrever que no descarta la idea de viajar a Turquía este jueves. Su propósito: participar en la reanudación de las conversaciones entre Ucrania y Rusia. De hecho, él mismo comentó que al líder ruso, Vladimir Putin, «le gustaría que estuviera allí». Y es que parece que hay una especie de presión en el aire: “No sé si él estaría si yo no voy”, soltó Trump ante los periodistas en el Air Force One.
Mientras tanto, su agenda está marcada por una gira por Oriente Próximo que lo llevará inicialmente a Qatar y Emiratos Árabes Unidos. La propuesta para estas negociaciones directas llegó de Putin el pasado domingo. Pero Zelenski, su homólogo ucraniano, respondió pidiendo un alto el fuego de 30 días y sugiriendo que la reunión debería ser a nivel presidencial. Sin embargo, desde el Kremlin han mantenido un silencio cauteloso sobre quiénes conformarán realmente la delegación.
Movimientos estratégicos
Lo curioso es que sí estará en Turquía Marco Rubio, secretario de Estado estadounidense, aunque su objetivo es diferente: asistirá a una reunión informal de ministros de Exteriores de la OTAN en Antalya donde Ucrania será uno de los puntos centrales del debate. A medida que se desarrollan estos acontecimientos, vemos cómo las decisiones políticas pueden tener ecos inesperados en diferentes rincones del mundo.