La plaza de Cort se ha convertido en el escenario de una lucha palpable. Este miércoles, las trabajadoras de los escoletes municipales externalizados se han reunido para hacer sonar sus cacerolas y reclamar lo que les corresponde. Con pancartas enormes que mostraban sus nóminas, han dejado claro a todos los paseantes lo que significa trabajar en condiciones precarias: «22 años de antigüedad y solo 1.182 euros netos en 14 pagas». La situación ha sido tan impactante que incluso un turista, sorprendido, preguntó si esa cantidad era lo que ganaban a la semana.
Una lucha por la dignidad salarial
Este comentario no solo pone sobre la mesa la precariedad del sector educativo aquí, sino también resalta las abismales diferencias salariales con otros países europeos. Las educadoras están exigiendo una equiparación retributiva con sus compañeras que trabajan bajo gestión directa y aunque han presentado un calendario de propuestas al Ayuntamiento, aún no hay avances concretos.
Con mensajes directos dirigidos al alcalde Jaime Martínez, las huelguistas se han acercado a su puerta en busca de respuestas. La huelga indefinida ya lleva tres semanas y hay una inquietud palpable entre ellas: ¿cuándo decidirá el Juzgado sobre su solicitud para frenar esos servicios mínimos que consideran abusivos?
A medida que el desgaste económico se siente más fuerte, las tensiones con la empresa Estudi 6 aumentan. Las trabajadoras denuncian presiones para cumplir con exigencias como si no estuvieran bajo servicios mínimos; además, los sindicatos han señalado un intento por parte de la empresa de prohibirles llevar camisetas reivindicativas cubiertas por batas. En esta historia de resistencia y lucha por derechos laborales, la voz colectiva sigue siendo su mayor herramienta.