Imagina que tienes un hogar con placas solares en el tejado, disfrutando del sol mientras ahorras en la factura de la luz. Suena ideal, ¿verdad? Sin embargo, tras el apagón que nos dejó a todos a oscuras el 28 de abril, surge una pregunta crucial: ¿de qué sirve tener energía solar si no funciona cuando más la necesitas?
La trampa del monocultivo energético
Los paneles solares prometen mucho; convierten la luz del sol en electricidad y permiten llevar una vida normal sin grandes gastos. Pero aquí está el truco: la mayoría están conectados a la red eléctrica. Esto significa que cuando hay un corte, se apagan como si fueran una bombilla fundida. Y esto sucede porque los inversores solares están diseñados para proteger a los técnicos que intentan reparar el fallo.
Aquí es donde entra el gran problema. Para que nuestras queridas placas funcionen durante un apagón, necesitamos un inversor híbrido y baterías capaces de almacenar energía. Sin ellos, el sistema se queda completamente inoperable. Es como tener un coche sin gasolina; puede ser muy bonito pero no te llevará a ninguna parte.
En este contexto, vale la pena mencionar que hay dispositivos que sí pueden salvarnos en estas situaciones. Desde baterías externas para nuestros móviles hasta linternas LED manuales o generadores portátiles, existen opciones para seguir conectados y preparados.
Así que antes de lanzarnos a comprar placas solares pensando que son la solución definitiva ante cualquier eventualidad, reflexionemos sobre lo que realmente necesitamos. Porque al final del día, todos queremos estar iluminados incluso cuando se va la luz.