En un giro que muchos esperaban, el Ayuntamiento de Cort ha decidido tomar cartas en el asunto y derribar cuatro nuevas construcciones ilegales en Son Banya. La comunidad, cansada de ver cómo se deteriora su entorno, aplaude esta decisión, aunque con cierto escepticismo sobre si realmente cambiará algo.
A medida que avanza el tiempo, los problemas en la zona no hacen más que multiplicarse. Las voces de los vecinos resuenan con fuerza: «Esto no puede seguir así», comentan desesperados. Y es que la masificación turística ha llevado al límite a un barrio que ya lucha por mantener su identidad.
Una lucha constante por el futuro del barrio
No solo se trata de las construcciones ilegales; también hay un desbordamiento en otros servicios esenciales. El Govern ya ha insinuado la posibilidad de volver a licitar las líneas del TIB debido a la creciente demanda. Y mientras tanto, los habitantes de Valldemossa se levantan como uno solo: «¡Haced algo por nuestro pueblo! Esto es insostenible!»
Además, los problemas sociales aumentan día tras día; se reporta un incremento del 150% en pacientes positivos por consumo de ketamina. En este contexto tan complicado, cada pequeño avance parece una victoria, pero la batalla sigue siendo dura y llena de incertidumbres.